Distancia: 331 millas (532
kilómetros).
Sobre las 7’30 estábamos desayunando, hoy sí que teníamos incluido
el desayuno. Pusimos hora de salida a las 8’30, con maletas cargadas y en
marcha, solo salimos 10 minutos después.
Esta zona del Estado de Nueva York, se llama los FINGER LAKES, una
zona de lagos donde la verdad es que se pueden pasar más días, ya que hay
muchas cosas para visitar. Ithaca se encuentra al sur del Cayuga Lake y cerca
se pueden visitar varios parques estatales con unas pequeñas cataratas, Buttermilk
Falls, Robert H. Treman y Taughannock Falls. Más información aquí.
Pero nosotros nos íbamos a la joya del estado, a Watkins Glen, a
poco más de media hora de Ithaca, al sur del Seneca Lake. También es una zona
vinícola llena de pequeñas bodegas, que se puede visitar; que no fue nuestro
caso.
Al llegar a Watkins Glen nos pasamos el desvío que buscábamos, y tuvimos
que parar a preguntar en un taller, había que volver atrás; al llegar a la puerta
nos dicen que el parking está cerrado, pero nos dejan dar allí mismo la vuelta.
Resulta que ese fin de semana todos los años se celebra allí una carrera de
coches internacional, con coches antiguos, exposición de vehículos y carreras.
En realidad ese fue el ese motivo por el que no vimos el cartel, íbamos mirando
los coches y nos despistamos.
Aparcamos en una calle a un par de minutos y sobre las 10
comenzamos la ruta por WATKINS GLEN STATE PARK, que son una serie de 19
cascadas. La entrada es gratuita y sólo de paga el parking, que son 8 $, pero
claro hoy ni eso. Horario: 9 a 5’30.
Hay dos rutas principales, y el recorrido de ambas es de ida y vuelta,
normalmente la mayoría de la gente va por una y vuelve por otra. La ruta de ida
es la GORGE TRAIL, simplemente es un sendero asfaltado que va pegado a la
garganta, hay tramos llanos y tramos de escalera que siempre son hacía arriba;
la garganta es bonita, lo que pasa es que esta no era su mejor época y llevaba
poca agua. El total de escalones que se suben son alrededor de 800, pero la
ruta no se hace nada pesada, el peor tramo es al final donde hay unos 150
escalones conocidos como “la escalera de Jacob”. Si no quieres subir ese tramo
siempre se puede dar la vuelta y volver por donde has venido.
Llegar hasta el final de la ruta nos llevó alrededor de una hora y
media, con las paradas de fotos y todo. Luego volvimos por la INDIAN TRAIL,
ahora ya era de bajada por un sendero sin asfaltar; en esta ruta apenas se ve
la garganta, vas más alto y más apartado; hacía el final se pasa por un
cementerio. Esta ruta nos llevó la mitad de tiempo que la anterior, pero apenas
paramos para hacer fotos ni nada.
La mayoría de la gente hace la vista así, ida por la Gorge Trail y
vuelta por la Indian Trail; porque así por la Gorge vas viendo la garganta siempre
de cara.
En otras épocas la garganta lleva más agua y luce más bonita, pero
también hay más gente y masificada debe perder mucho, ya que el sendero es
relativamente estrecho. Nosotros apenas pillamos gente.
En verano existe un bus lanzadera que te lleva desde el final de
la ruta al parking, pero entonces ya no funcionaba.
Una vez bajo nos compramos helados y refrescos para reponernos, yo
creía que la ruta iba a ser más dura por el tema de tanto escalón, pero se hace
llevadera. Por cierto en el parking hay una máquina de agua y refrescos,
incluido Gatorade.
Decidimos modificar un poco el planing y dar una vuelta para ver los
coches, los había muy antiguos, de diversos modelos y épocas; allí estaban
todos con el motor abierto, y sus dueños en una sillita al lado orgullosos.
Había mucha gente.
Oímos que en poco comenzaba una carrera, decidimos esperar un rato
y ver el ambiente, unos se llevaban su silla plegable y se instalaba en la
acera para esperar la carrera, otros montaban chiringuitos para vender bebida y
sandwichs, unas animadoras buscando clientes para su chiringuito; muy
entretenido para nosotros.
Pero cuando comenzaron a pasar los coches de la carrera, lo que
nos había parecido oír se confirmo, ¡¡una carrera de minis!!, que mala suerte.
Claro, hay que entender que allí eso tan pequeño debe ser de lo más exótico;
así que vimos pasar unos pocos y nos fuimos a comer.
Fuimos a un Wallmart a la entrada del pueblo que habíamos visto al
llegar y compramos unos trozos de pollo para comer, salimos a 8 $ por pareja. Y
comimos en un parque junto al lago Seneca en una zona de picnic (las hay por
todas partes). La verdad que las visitas estaban geniales, y el tiempo también
acompañaba con un día estupendo.
Algo antes de las antes de las 3 estábamos saliendo del pueblo,
pillamos un poco de tráfico por la carrera, pero no fue mucho. Pusimos rumbo a
Hammondsport, tardamos alrededor de 1 hora en llegar.
Fuimos hasta allí para visitar el GLENN H. CURTISS MUSEUM, la visita
nos llevó una hora pero porque cerraban, nos hubiéramos quedado más tiempo.
Horario: 9 a 5. Precio: 8’50 $.
En este pueblo nació Glenn Curtiss, que fue inventor y pionero de
la aviación estadounidense. Comenzó como fabricante de bicicletas, no tardó en
diseñar y construir un motor para impulsar las bicicletas. Con una motocicleta
llamada “Hércules” en 1907 consiguió un record de velocidad circulando a 135 m/h
(220 km/h), una velocidad espectacular para aquella época. Poco a poco fue
entrando en el mundo de la aviación y fue un pionero en el diseño de
hidrocanoas y más tarde en hidroaviones. Construyó el primer hidroavión para la
Armada y por ello es reconocido como el padre de la aviación naval. Ya después
de su muerte, se construyó el “Curtiss P-40 Warhawak”, que era el caza
estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, y que fue una culminación de la
famosa familia de aviones Curtiss.
En el museo hay varias motos y muchos aviones, así como otras muchas
cosas antiguas. Cerramos el museo, y a la salida un empleado nos preguntó de
donde éramos, al decirle que “Spain” nos agradece que hayamos ido hasta allí,
que la zona de los Fingers es el secreto mejor guardado del estado de Nueva York,
ya que toda la gente sólo visita la Gran Manzana.
Ponemos rumbo al hotel, todavía nos quedaban unas 4 horas, y además
el GPS hizo algo raro y en realidad nos iba mandando hacia atrás, nos metió en
un pueblo y allí nos hizo dar la vuelta. No nos fijamos muy bien en el tiempo
que ponía a destino, así que no nos dimos cuenta y acabamos perdiendo alrededor
de 1 hora. Más tarde descubrimos que esto de que no nos llevara bien, pasaba
con los puntos que habíamos guardado previamente en casa; misterios de la
tecnología.
Conseguimos coger la dirección buena, pero esto nos supuso llegar
cerca de las 10 al hotel, hoy estábamos en Albany que es la capital del estado.
Esta vez el GPS si que nos llevó bien hasta el hotel, porque en un sitio que
nos dijo que giráramos, y si no nos llegamos a fiar del GPS no lo hubiéramos
visto.
Llegando a esas horas no había tiempo que perder, y a las 10’30 ya
estábamos sentados para cenar en HOOTERS, famoso bar por sus camareras. A parte
de eso se cena bien, pedimos unas alitas como entrante para compartir y luego,
ensalada, hamburguesas, patas de langosta, y unas mini hamburguesas ("burger sliders") que compartimos
Lourdes y yo, que estaban buenísimas, con unas patatas en espiral muy buenas
también; salimos a 43 $ por pareja, unos 16 € por persona.
De regreso al hotel, que ya era medianoche, muy tarde para
turistas como nosotros que tienen que madrugar, el trayecto que no eran ni 10
minutos, se convirtió en casi 1 hora. Primero el GPS se lía, y nos manda hacia
otro lado (menudo día llevaba Esmeralda), y luego dimos con una autopista en
obras y no podíamos ir por donde nos decía; pasamos hasta por dos peajes uno de
30 centavos y otro de 60 centavos. Acabamos llegando al hotel casi a la 1 de la
madruga, y caímos en la cama en cuestión de segundos; en parte mejor, porque
este Microtel, fue el posiblemente el
hotel que menos nos gustó de todo el viaje.
Llegamos a la conclusión de que improvisar no es lo nuestro. Y
también que hay que buscar hotel en ciudades pequeñas, ya que aunque estés en
las afueras, el lío de carreteras es muy posible que te pille cerca del hotel,
y como hay que coger el coche para ir a cenar, pues pasa lo que pasa.
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